¿Comes o te nutres?
La nutrición es algo curioso, hoy en día todos hablan de ella, los paradigmas van cambiando conforme nuestra sociedad también lo hace, junto el avance de la investigación.
Hay una nutrición saludable que se adapta a cada persona, nivel de actividad, edad y momento existencial. Está más que comprobado que no solo es lo que comemos, sino cómo lo comemos y a qué hora de nuestro día, todo ello incide en nuestros órganos y sistemas físicos, así como en salud emocional.
Empecemos por el «qué comer»
Todos los alimentos contienen: Carbohidratos, grasas y proteínas. De todos ellos nuestro cuerpo extrae la energía y los nutrientes que necesitamos, el combustible de nuestra máquina.
Una combinación saludable podría ser, por ejemplo, estas opciones:
- Proteína de calidad (pescado, carne, huevo, marisco o setas) acompañada de verduras frescas a modo de ensalada o cocinadas a la plancha, también se puede añadir frutos secos triturados y regado todo con aceite de oliva virgen extra.
- Legumbres guisadas con verduras y aceite de oliva virgen extra
- Fruta fresca de temporada y cercanía cortada con frutos secos crudos (almendras, nueces o avellanas) y/o semillas tostadas (sésamo, chía, calabaza o lino)
Sigamos con el «cómo lo comemos:
La digestión comienza en la boca, por lo que esta parte es muy importante, la buena masticación, saborear sólidos y líquidos, comiendo sin prisa alguna. Tomando nuestro tiempo, solos o en buena compañía. Esta etapa es fundamental para la buena absorción de los nutrientes.
La tranquilidad mientras comemos también influye en el balance nervioso de la digestión. Comprobemos cómo nuestras digestiones mejoran si eliminamos factores que nos irritan o preocupan mientras comemos.
Mejor coronar una comida con una infusión, por ejemplo, de té verde, o un trocito de chocolate negro al 75%, o un puñadito de frutos secos crudos, que con un postre que nos entorpecerá la digestión y comemos de más.
Por último, vayamos al «qué hora de nuestro día»
Existe un reloj celular natural que rige los ciclos del hambre. La cronobiología estudia esos ritmos biológicos y confirma que existe en nosotros ese reloj interno de 24 horas, dirigido por el comandante de a bordo: el hipotálamo.
En personas adultas, retrasar el desayuno y no tomar nada hasta bien entrada la mañana respeta los niveles naturales hormonales, nos da vitalidad y ayuda con el control del peso.
Sería conveniente entonces, en adultos:
- Retrasar o saltarse el desayuno
- La comida principal entre las 12 y las 3 de la tarde que incluya vegetales crudos (a modo de ensalada)
- Entre las 6 y las 8 de la tarde tomar una cena ligera con alimentos cocinados evitando las carnes rojas e introduciendo caldos de verduras de primer plato.
Siempre es recomendable asesorarse con un especialista en nutrición, ya que cada persona y cada momento existencial en el que estamos, es diferente.
El ayuno intermitente nos permite dar un descanso a nuestro sistema digestivo y favorece el metabolismo, reduce la insulina, se utilizan las grasas de reserva y se crean cuerpos cetónicos que pueden proveer de energía a nuestras células, incluidas las nerviosas. Este tipo de ayuno, intermitente, potencia la salud.