Contempla
Lo que pensamos y sentimos viaja no solo por el interior de nuestro cuerpo, en forma de tensiones, tranquilidad o alegría, sino también por fuera de él.
El espacio que nos rodea se impregna de aquello que emanamos. De modo que al entrar en una sala con personas o incluso en una casa deshabitada, podemos sentirnos alegres y motivados o, por el contrario, algo nos echa para atrás produciéndonos rechazo.
Así de importante es aquello que no vemos: pensamientos, emociones y sentimientos son nuestros compañeros de viaje. Con ellos nos levantamos cada mañana y se diluyen con el sueño al acostarnos.
La práctica de la atención plena permite darte cuenta de que los pensamientos son solo eso: pensamientos y no tienen porqué ser verdad, son nubes pasajeras. Algunos son portadores de ideas o creaciones sorprendentes, sin embargo, otros nublan nuestro cielo y en ese momento, podemos detenernos, respirar y observar esa «nube oscura» para poder mirar de qué se trata y a continuación proseguir, soltando esa visión.
Tal vez esa nube tenga que descargar lluvia o puede que baste con observarla, nada más, para que cambie de forma o intensidad hasta su disolución.
En cualquier caso, la respuesta interior será consciente, atenta y plena.
Te invito a probarlo ¡