La relación con uno mismo y Mindfulness
Realmente si lo pensamos, hay pocos adultos optimistas, alegres y con humanidad.
Gran parte del dolor de las personas es debido a la represión de nuestra espontaneidad, o niño interior.
Cuántos niños han sentido y sienten que no son válidos o no son merecedores de que les quieran?
Esos niños al llegar a la adolescencia y vida adulta requieren un profundo trabajo interior para quererse, aceptarse y poder tener relaciones afectivas plenas.
En la infancia, paradojicamente, quien más nos quiere nos transmite las creencias del colectivo generacional imperante, de modo que cuando somos mayores tenemos tanto condicionamiento, basura y cotorreo mental que el silencio, en muchos casos, no se soporta o tratamos de evitarlo con un exceso de actividad. Nos cuesta disfrutar de nuestra soledad, de ser sin necesidad de hacer.
Según vamos creciendo las heridas emocionales de los niños que fuimos van haciendo mella para mostrarnos una conciencia llena de grietas, donde estamos pero no estamos, no solemos darnos cuenta de nuestras ausencias, de no estar ahí y somos especialistas en meternos una y otra vez en situaciones o relaciones que lejos de hacernos la vida más agradable, nos la enturbian produciendo conflicto y sufrimiento.
Para ser uno mismo hay que entrar en uno y mirar dentro, es camino obligado para conocerse.
Autoconocimiento es reconocer que no somos perfectos y podemos, sin embargo, comprendernos, aceptarnos y querernos, supone transformación, mejorando la escucha interna y lo que nos decimos a nosotros mismos.
¿Qué quiere mi Verdadero Yo de mi y para mí?.
Conocerse sirve para conseguir llegar a casa dentro de mi.
La conciencia es clave, los budistas dicen que es como el espacio donde se genera todo, como una Nada de la que surge Todo.
Mindfulness es el cultivo de la atención, de la atención clara, observar la mente pensante para llevarla a la quietud, a la Mente Calma.
La Calma es curativa.
Con la práctica de mindfulness mejora el sentido de la presencia, ya que si sientes que estás presente en lo que acontece, en tus relaciones, contigo mismo y tu cuerpo, todo vibra más.
Es puro estar en Uno tranquilamente.