“LAS ÉPOCAS DIFÍCILES SON OPORTUNIDADES PARA EL CAMBIO”
Vivimos en plena era tecnológica donde todo es acelerado, la información circula en tiempo real a velocidad de vértigo y paradójicamente en esta sociedad de redes, el ser humano está o se siente aislado, en muchas ocasiones desbordado ante la inmediatez, lo inesperado, las tendencias creadas e insertadas en nuestras mentes por la industria del consumo de usar y tirar.
El futuro es incierto, siempre lo fue y ahora parece que más.
Las presiones a las que estamos sometidos son muchas realmente, y cada vez más personas recurren a fármacos para aliviar la depresión, los trastornos del sueño, la ansiedad o tristeza. El día a día nos exige ser eficientes y sobre todo que no se nos note.
Nuestro sistema nervioso es sensible, afortunadamente, ya que cuando deje de serlo cabe deducir si en algún momento nos hicimos robots y perdimos el alma.
El psiquismo de las mujeres es especialmente delicado. Es un error tomar esto como una debilidad, porque se trata de una gran fortaleza: la facultad de intuir, de percibir, de captar lo que no se ve, forma parte del poder creativo de la energía femenina.
Es necesario gestionar y canalizar esta sensibilidad, especialmente cuando nos tambaleamos, la vida inevitablemente nos conducirá por experiencias duras y desagradables, pero es precisamente en esas etapas donde se manifiesta aspectos desconocidos de nosotros mismos.
Mi sugerencia es ahondar, profundizar en lo que nos está ocurriendo y darnos cuenta cómo reaccionamos mirando hacia adentro. Si nos desensibilizamos enmascarando nuestros sentimientos también lo haremos con los que nos rodean, contagiándonos unos a otros de este peligroso virus.
Es menester ir al fondo, tal como escribió Jung:
“Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad, lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino”
Hacer consciente la oscuridad interna es un proceso espiritual, cuanto peor nos encontramos más alejados estamos de nuestra dimensión espiritual y más presa nos encontramos de lo que esta sociedad preconiza: la primacía del Tener sobre el Ser, la capacidad de amar y la paz interna.
Urge empoderarnos, mirar viendo, reconocernos, gestionar positivamente nuestros pensamientos, ser quién somos, rescatar y recordar nuestros valores, levantar la voz, un mundo mejor es posible si nuestra existencia sale de la fría y aislada oscuridad.
Para sanar no podemos tomar solo píldoras, tenemos que cambiar nuestra forma de pensar de día para poder dormir bien de noche, ser el cambio que queremos ver afuera, pasar a la acción.
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